MI EXPERIENCIA
EN EL ALBERGUE DECANAL GUADALUPANO UBICADO EN TIERRA BLANCA, VERACRUZ.
Empezaré comentando que tenía muy poco conocimiento
acerca de lo que englobaba la migración, estaba enterada de solo lo que se oía
en las noticias, pero decidí aplicar como voluntaria porque estudio Derecho y
semestres atrás había llevado la materia de Derechos Humanos y aunque esta fue
de manera general, me hizo querer involucrarme en temas sociales y sobre todo
conocer a fondo lo que era el “movimiento migratorio”.
El 05 de Julio llegué a Tierra Blanca, ese mismo día di
un recorrido al albergue y me enteré de las funciones que se realizaban ahí, de las diferentes personas que participan
y que es lo que le corresponde a cada quien, recuerdo que la madre Eli me señaló una hoja, esta hoja contenía el
número de personas a las que se les daba de comer a lo largo del día, mi
primera reacción fue miedo, porque no era consciente de que a tanta gente se
alimentaba en el albergue y que tanta
gente dependerían de mi labor ahí.
Mi voluntariado ahí es una
experiencia que no cambiaría por nada, no solo por el hecho de que conocí a
gente maravillosa sino también por lo que aprendí, por lo que me llevo como
persona, por lo que me enseñaron y me nutre en mi carrera.
En el albergue hay distintas áreas en las que se
puede colaborar como voluntario, en lo
particular estuve en pasillo, cocina, registro y a la par estuve dando una
plática informativa. Esta experiencia me
enriqueció mucho, por ejemplo el hecho de estar el área de cocina y ver a 100
gentes pidiendo de comer porque no han comido en días, te hace enfrentar el
miedo, reaccionar y buscar estrategias que te ayuden y sobre todo algo que no
se me va a olvidar es “hacer las cosas
lo mejor que puedas” ¿por qué? Porque tú eres la primera persona que los
recibes, porque tú eres la primera mano amiga que se preocupa por ellos después
de mucho tiempo, ellos lo que necesitaban y siguen necesitando es gente que le
haga sentir apoyo, que sientan que les importan y mi forma de hacerlo al estar
en el área de cocina, fue hacer la
comida o lo que me tocaba “lo mejor” y con la mayor alegría que pudiera. Esto
fue algo que me llevo conmigo, para mi vida, el ser y trasmitir a las demás
personas alegría, apoyo, etcétera aunque sea con lo más mínimo.
En el área de pasillo y en el
área de registro aprendí sobre la realidad; aprendí sobre la interacción con
las demás personas, ya que uno a veces está tan afligido en ciertas cuestiones, está
tan inmerso en sí mismo, se puede decir que vive en una burbuja pero, al estar
ahí con los migrantes, al hablarte de su vida, de su país, de por qué realizan
este viaje, uno se da cuenta de que
todas esas cosas vanales que le preocupan a uno son absurdas, que en el mundo
realmente suceden cosas desafortunadas e injustas en las que uno debería estar
prestando su atención y educándose para
cambiar esa situación. Al estar ahí uno aprende a escuchar y sobre todo a
pensar en los demás y no solo en sí.
Por otro lado una de las
secciones que me sigue nutriendo mucho en mi carrera fue el dar la plática
informativa, en primer lugar porque a pesar de estudiar derecho, soy una
personas con miedo escénico y el hecho de pararme frente a los migrantes y
hablarles era algo que me causaba mucho miedo, por otro lado, pensaba en como una chica de 21 años que no
tenía ni idea, les iba a hablar de algo que ellos conocían mejor que nadie,
pero la verdad es que gracias a la motivación de las madres realice mi primera
platica y no solo informativa si no también una de concientización, y con esto
me percaté de que ellos si bien sabían
lo que era ser migrantes, no sabían lo que esto implicaba, es decir sus
derechos e información adicional que los ayudaría, y si, aunque al principio no
lo sabía, el voluntariado por sí solo, las pláticas con las madre y con los
demás voluntarios y los libros que me prestaban,
me ayudaron a hacerles saber a ellos información que les ayudaría.
El voluntariado fue una
experiencia única que hizo más por mí de lo que yo por él, me enseño de la
vida, de la gente, de mí. Si bien es cierto tu familia te enseña valores en el transcurso
de toda tu vida, uno al crecer y como persona joven es decisión de uno actuar conforme a esto o no, pero puede suceder que se te olviden, que no los practiques y este
voluntariado me recordó el actuar
conforme a valores y lo que es el disfrutar hacerlo, me enseño del respeto, la
gratitud, la amistad, la laboriosidad, la paz, la generosidad entre muchos
otros , me mostró una Yanin que existía, pero que no había tenido oportunidad
de dejarla salir.
Atte.
Yanin Y. T.
García
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