domingo, 23 de octubre de 2016

MI EXPERIENCIA EN EL ALBERGUE DECANAL GUADALUPANO UBICADO EN TIERRA BLANCA, VERACRUZ.
Empezaré  comentando que tenía muy poco conocimiento acerca de lo que englobaba la migración, estaba enterada de solo lo que se oía en las noticias, pero decidí aplicar como voluntaria porque estudio Derecho y semestres atrás había llevado la materia de Derechos Humanos y aunque esta fue de manera general, me hizo querer involucrarme en temas sociales y sobre todo conocer a fondo lo que era el “movimiento migratorio”.
El 05 de  Julio llegué a Tierra Blanca, ese mismo día di un recorrido al albergue y me enteré de las funciones que se realizaban  ahí, de las diferentes personas que participan y que es lo que le corresponde a cada quien, recuerdo que la madre Eli  me señaló una hoja, esta hoja contenía el número de personas a las que se les daba de comer a lo largo del día, mi primera reacción fue miedo, porque no era consciente de que a tanta gente se alimentaba en el albergue y  que tanta gente dependerían de mi labor ahí.
Mi voluntariado ahí es una experiencia que no cambiaría por nada, no solo por el hecho de que conocí a gente maravillosa sino también por lo que aprendí, por lo que me llevo como persona, por lo que me enseñaron y me nutre en mi carrera.
 En el albergue hay distintas áreas en las que se puede colaborar  como voluntario, en lo particular estuve en pasillo, cocina, registro y a la par estuve dando una plática informativa.  Esta experiencia me enriqueció mucho, por ejemplo el hecho de estar el área de cocina y ver a 100 gentes pidiendo de comer porque no han comido en días, te hace enfrentar el miedo, reaccionar y buscar estrategias que te ayuden y sobre todo algo que no se me va a olvidar  es “hacer las cosas lo mejor que puedas” ¿por qué? Porque tú eres la primera persona que los recibes, porque tú eres la primera mano amiga que se preocupa por ellos después de mucho tiempo, ellos lo que necesitaban y siguen necesitando es gente que le haga sentir apoyo, que sientan que les importan y mi forma de hacerlo al estar en el área de cocina, fue  hacer la comida o lo que me tocaba “lo mejor” y con la mayor alegría que pudiera. Esto fue algo que me llevo conmigo, para mi vida, el ser y trasmitir a las demás personas alegría, apoyo, etcétera aunque sea con lo más mínimo.
En el área de pasillo y en el área de registro aprendí sobre la realidad; aprendí sobre la interacción con las demás personas, ya que uno a veces  está tan afligido en ciertas cuestiones, está tan inmerso en sí mismo, se puede decir que vive en una burbuja pero, al estar ahí con los migrantes, al hablarte de su vida, de su país, de por qué realizan este viaje,  uno se da cuenta de que todas esas cosas vanales que le preocupan a uno son absurdas, que en el mundo realmente suceden cosas desafortunadas e injustas en las que uno debería estar prestando su atención y  educándose para cambiar esa situación. Al estar ahí uno aprende a escuchar y sobre todo a pensar en los demás y no solo en sí.
Por otro lado una de las secciones que me sigue nutriendo mucho en mi carrera fue el dar la plática informativa, en primer lugar porque a pesar de estudiar derecho, soy una personas con miedo escénico y el hecho de pararme frente a los migrantes y hablarles era algo que me causaba mucho miedo, por otro lado,  pensaba en como una chica de 21 años que no tenía ni idea, les iba a hablar de algo que ellos conocían mejor que nadie, pero la verdad es que gracias a la motivación de las madres realice mi primera platica y no solo informativa si no también una de concientización, y con esto me percaté  de que ellos si bien sabían lo que era ser migrantes, no sabían lo que esto implicaba, es decir sus derechos e información adicional que los ayudaría, y si, aunque al principio no lo sabía, el voluntariado por sí solo, las pláticas con las madre y con los demás voluntarios y  los libros que me prestaban, me ayudaron a hacerles saber a ellos información que les ayudaría.

El voluntariado fue una experiencia única que hizo más por mí de lo que yo por él, me enseño de la vida, de la gente, de mí. Si bien es cierto  tu familia te enseña valores en el transcurso de toda tu vida, uno al crecer y como persona joven es decisión de uno  actuar conforme a esto o no, pero  puede suceder que  se te olviden, que no los practiques y este voluntariado me  recordó el actuar conforme a valores y lo que es el disfrutar hacerlo, me enseño del respeto, la gratitud, la amistad, la laboriosidad, la paz, la generosidad entre muchos otros , me mostró una Yanin que existía, pero que no había tenido oportunidad de dejarla salir.


Atte.

Yanin Y. T. García

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