(re)Abriendo
puertas.
En Agosto del
año 2012 dio inicio la remodelación del Albergue Decanal Guadalupano, en Tierra
Blanca, Veracruz. Cabe subrayar que el servicio a los migrantes no se detuvo un
solo día, pero con esta obra se frenó el servicio de hospedajes nocturnos,
irónicamente, lo que se comenzaba a construir, eran dormitorios en un hasta
entonces inexistente segundo piso. Ya avanzado Septiembre, proporcionar los
servicios dentro del albergue se había vuelto imposible por las múltiples
razones que implica una obra de este calibre. Los materiales y escombros de la
construcción no solo ocupaban sino hacían propensos a fuertes accidentes el
poco espacio existente en el que los migrantes solían descansar, lavar y
asearse, sin mencionar el ajetreado movimiento de trabajadores a lo largo del
día, aunado todo esto a la falta de agua y de sanitarios. Las constantes
promesas de una pronta reapertura, inicialmente fijadas para finales de
Noviembre, se vieron cada vez más ficticias. El proceso que terminó este mes
fue largo y pesado. Implicó un gran esfuerzo por parte de todo el equipo,
conforme las limitantes del albergue avanzaban, descubríamos y nos adaptábamos
a distintas formas de continuar el servicio a los migrantes. Primero sin asilo,
después sin baños y en ciertos momentos, incluso sin agua. Para los migrantes fue
aún más difícil, durante el día, al llegar el tren, largas filas solo para
ingresar a los baños hábiles, para acceder a los servicios de enfermería o para
pedir alguna pieza de ropa, pues aunque normalmente todos estos pasos
implicaban un solo proceso, durante los últimos meses, sin entradas, éste se
fraccionaba en un intento de optimizar la atención a la mayor cantidad de
personas. Durante las noches, la ausencia de un lugar seguro donde dormir y
descansar los mantenía en vela, expuestos a los riesgos y peligros que implica
pasar la noche en las calles o en las vías.
Los meses fueron pasando y los muros se iban alzando, el proyecto que
comenzó en una serie de planos poco a poco se iba edificando. Así como
gradualmente se fueron limitando los servicios, gradualmente se han ido
recuperando. Para el día 22 de Febrero el albergue reanudó sus servicios de
baños y regaderas, ofreciendo a los migrantes una vez más el uso de las
instalaciones. Casi doce días más tarde, ya despejados los patios, los
migrantes comenzaron no solo a pasar a los baños y a lavar ropa, sino a las
aéreas de descanso, teniendo al menos de día, un espacio y un momento en el
cual poder dormir sin la preocupación de ser asaltados, atacados, o detenidos.
Este Lunes 11 se celebró dentro de nuestras instalaciones la ceremonia de
bendición, acompañados del obispo de Veracruz, Luis Felipe Gallardo, los
cónsules de los países centroamericanos de mayor expulsión, algunos
funcionarios relacionados al tema migratorio, medios locales, voluntarios externos a Tierra Blanca, venidos en ocasiones desde muy lejos, y que han dedicado varios
meses de su vida, únicamente a servir a los migrantes, miembros de
la Asociación Civil que apoya al albergue, y personas de la comunidad de Tierra Blanca que también
nos han apoyado (algunos desde los inicios del albergue) con su tiempo,
donativos y compromiso.
Para nosotros en el Albergue Decanal
Guadalupano es un momento para recordar el por qué estamos aquí y renovar
nuestro compromiso con el pueblo migrante. Es grato ver reunidas aquí a las
personas que de una forma u otra han estado interesadas en apoyarnos en la
lucha y búsqueda de una migración más justa y más digna. La comunidad en Tierra
Blanca cada día parece más sensible a la problemática migratoria que la rodea,
y aunque los retos aún son muchos, esperamos seguir con nuestro servicio y contando
con el apoyo de la gente. Los riesgos y peligros en el camino del migrante
siguen al acecho, y solo unidos podemos trabajar para defenderlos.
Isaac Lujano
Voluntario
Mons. Luis Felipe Gallardo bendiciendo dormitorios |
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