lunes, 16 de julio de 2012

Las Patronas, manos de ayuda en la ruta del migrante


Las Patronas, manos de ayuda en la ruta del migrante

julio 15th, 2012  |  Published in Artículos  |  4 Comments

Por Rubén Figueroa*

Suena la alarma, 6:30 am, aun con sueño me dirijo al baño a lavarme la cara; después de 10 minutos todo está listo para salir con la luz del nuevo día; antes es necesario checar el agua y aceite del motor,  todo en orden , es hora de partir al centro de Córdoba junto a dos de ellas; ya en camino vacilamos -vamos por el pan- y nadie nos espera para acompañarnos; efectivamente íbamos  por el pan con “las patronas” , alimento que horas más tarde sería entregado a los migrantes  que viajan en  el lomo de “la bestia”.
Después de casi un mes que el tren no transitaba, debido a la caída de un puente entre Coatzacoalcos y Tierra  Blanca, Veracruz, parecía que la tragedia había terminado, la bestia dormida y el corazón de las patronas por este tiempo latía de forma normal, sin embargo, todo indicaba que era cuestión de horas para que terminara esa calma, los medios ya decían que el gusano de acero había reanudado sus actividades y cientos habían abordado la bestia debajo del puente de Coatzacoalcos, donde habían permanecido varados y sobreviviendo con la humana acción de activistas que daban alimentos a estos hermanos.
Sonó el celular de una de ellas, -es de Tierra Blanca, informan que ya salió el tren y viene hacia acá, trae muchos-, -¿cuántos?- exclama Julia con la paleta en la mano meneando los 20 kilos de arroz que en esos momentos se freían al sabor de la leña…
Era cuestión de horas para que estas hermosas mujeres alzaran sus manos con la bolsa llena de comida, hecha con mucho amor para esos cientos de migrantes; el tiempo pasaba y ellas se preparaban para salir corriendo cuando la Bestia les anunciara con un rugido que ya se aproximaba. Mientras eso sucedía la noticia corría como pólvora en los medios alternativos y redes sociales, dando a conocer que el tren había reanudado su tránsito y que por lo tanto los albergues del centro y sur de país se saturarían por la cantidad altísima de migrantes que ya suben en él, ahí se pedía también el apoyo para donar alimentos sobre todo arroz, frijol, aceite y azúcar
El escuchar el sonido del tren, el corazón se agita, las mujeres toman las cajas y corriendo salen a las vías; cientos de manos se ven a lo lejos salir de entre los vagones, se dibuja una sonrisa en sus rostros, las patronas esperan para estrechar esas manos de hombres y mujeres valientes dejándoles la bolsa llena de comida que saciaría un hambre que desde hace días traen a cuestas. Las ruedas rechinan  y provocan un ruido que hace aumentar la adrenalina y pareciera que el corazón se va a salir; ese ruido no calla, y los gritos de los migrantes dan las gracias a quienes, tal vez les habían salvado sus vidas;  muchos caen del tren cuando el cuerpo no aguanta más y se desvanecen por no probar alimentos en días.
Las manos se agitan desde arriba de la bestia diciendo adiós, la tristeza llega de nuevo al enterarnos que el albergue hermano de Lechería había cerrado sus puertas debido a la xenofobia e indiferencia de algunos vecinos.  El gobierno priísta municipal de Tultitlán, en el Estado de México había permitido el cierre haciendo caso omiso y no coadyuvar a la reubicación del albergue para así terminar el problema que llevó a paralizar la importantísima labor que venía haciendo el albergue San Juan Diego en una zona donde las persecución, la criminalización, los asesinatos, los robos y secuestros, son el pan de cada día para los migrantes.
No obstante, eso inspiró a estas mujeres a tomar el resto de la comida subirla a la camioneta y ante un amenazante cielo que dejaría caer una tormenta, nos dirigimos a Orizaba punto obligado para que el tren se detenga, al llegar las mismas manos se extendían para continuar recibiendo “bendición” dicen ellos, -¡gracias reinas, gracias madres por venir hasta acá a darnos comida, Dios las bendiga!-

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