sábado, 24 de marzo de 2012

MONSEÑOR OSCAR ROMERO
(asesinado el 20 de marzo de 1980)

“....Yo quisiera hacer un llamamiento de manera especial a los hombres del ejército y en concreto a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles: hermanos, son de nuestro mismo pueblo, matan a sus mismos hermanos campesinos y ante una orden de matar que da un hombre debe prevalecer la ley de Dios que dice "No matar". Ni...ngún soldado esta; obligado a obedecer una orden contra la ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla.

Ya es tiempo de que recuperen su conciencia y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado. La iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación.

Queremos que el gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre. En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios; Cese la represión......

Al día siguiente, durante una misa una persona hizo su disparo letal en el momento justo en el que Monseñor levantaba el cáliz para la conversión del vino y el pan en el cuerpo y la sangre de Cristo, justo antes de ese milagro, la fatalidad.

La profecía en la palabra de Monseñor parece haberse cumplido:

...Si denuncio y condeno la injusticia es porque es mi obligación como pastor de un pueblo oprimido y humillado...

"...El Evangelio me impulsa a hacerlo y en su nombre estoy dispuesto a ir a los tribunales, a la cárcel y a la muerte..."

“Como Pastor, estoy obligado, por mandato divino, a dar la vida por aquellos que amo, que son todos los salvadoreños incluso a aquellos que vayan a asesinarme… Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño.”

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