domingo, 18 de marzo de 2012

PANCHO Y ADRIÁN



Desde hace varias semanas nos acompañan en el albergue dos jóvenes jesuitas: Pancho y Adrián. Ambos son muchachos que acaban de comenzar hace apenas medio año su proceso como novicios jesuitas. Para Pablo y para mí fue una alegría encontrarnos dos compañeros jesuitas que nos daban la bienvenida a Tierra Blanca y que nos introducían en el día a día del albergue. Enriquecedoras conversaciones, intensas celebraciones, apoyo en los momentos de cansancio y alguna que otra carcajada, han ido fluyendo en nuestra vida cotidiana.
Da gusto ver la estima y el cariño con que se acercan en el albergue a atender a los muchachos y muchachas migrantes, cuando curan sus heridas y dolencias, cuando sirven la comida, ayudan en la limpieza, y conversan con el resto de voluntarios y responsables.
Según el padre Jerónimo Nadal: “lo que diferencia a los novicios jesuitas de otras órdenes es que se les forma no para el coro y otras ceremonias, sino para el ministerio, y su práctica concreta en este terreno comienza desde el Noviciado” (John W. O´Malley. Los primeros jesuitas, p. 108)
San Ignacio pensó al noviciado jesuita con base en probaciones. La oración, los sacramentos y el conocimiento de la espiritualidad ignaciana son fundamentales en esta etapa, pero lo son en medio de estas experiencias o probaciones y en la totalidad de la vida del novicio que está “probando” y que está “siendo probado”.
El noviciado jesuita tiene una duración de dos años, y se organiza en torno a las seis experiencias previstas por san Ignacio: Ejercicios Espirituales de mes, hospitales, peregrinación, trabajos humildes, apostolado, y predicar y oír confesiones (ésta sólo se aplica a los novicios que ya son sacerdotes), adecuadas según tiempos, lugares y personas.
El servicio que Adrián y Pancho están brindando en el albergue tiene que ver con el agradecimiento que brota de una fe, un amor y un compromiso hacia los más desheredados de esta tierra. Con sus cualidades y limitaciones, sus alegrías y tristezas, su coraje y su cansancio, estos dos jóvenes jesuitas son ejemplo para todos de entrega y jovialidad.
¡Que el Señor les siga acompañando en este tiempo de probación y les bendiga (diga-bien) en su caminar! ¡Muchas gracias compañeros!
Si estás interesado en conocer más sobre la vida y vocación de los jesuitas puedes visitar Vocaciones Jesuitas
Alberto Ares,sj. 

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